Parece que tan sólo pequeñas alegrías bastan. Ese toque de misterio, esa forma en que me miras producen en mi un efecto alucinógeno a corto plazo, super corto. Todo va acompañado de una dulce melodía que suena en mi cabeza, lástima que también sea a corto, super corto plazo.
Y es que no es tu inteligencia, no es tu belleza, ni tu maravilloso mundo el que me atrae, sino que siempre estes ahí. Eres la tecla reiniciar para cerrar un capítulo feo y comenzar otro, aunque por desgracia no empieza ni termina contigo. No es tu forma de ver la vida, sino ese dulce sabor de tus besos que me hacen volar por un rato, sólo un rato. Una máquina del tiempo que me transporta al pasado y me hace ser una niña denuevo, tu preocupada despreocupación y tu inmadura inmadurez son lo que me hacen tocar las nubes. Siempre fuiste ese rayito de sol de los días nublados, esa mirada, esa dulzura, esa aventura de sentir lo prohibido.
Un gran cariño, una indiferencia e incluso una atracción fatal.