lunes, 29 de junio de 2009

¡Yo sé que no me gustas!

Yo sé que no me gustas, sin embargo eres a quien primero veo en mi lista de contactos.
Yo sé que no me gustas, pero contigo me siento en la misma sintonía.
Yo sé que no me gustas, y aún así cuando llegas donde yo estoy, se me aprieta el estómago.
Yo sé que no me gustas, pero eres capaz de hacerme llorar con tus simples opiniones.
Yo sé que no me gustas, y eres una de las pocas personas con las que puedo hablar horas.
Yo sé que no me gustas, porque tenemos todo y nada en común.
Yo sé que no me gustas, pero tienes la respuesta correcta.
Yo sé que no me gustas, pero últimamente siempre estas disponible para escucharme.
Yo sé que no me gustas, y de todos modos me haces sentir valiosa.
Yo sé que no me gustas, por que al igual que yo, siempre me subes el ánimo.
Yo sé que no me gustas, y a pesar de tener mundos paralelos, me entiendes siempre.
Yo sé que no me gustas, porque tu harías exactamente lo mismo que yo en algunos casos.
Yo sé que no me gustas, y me agrada tu honestidad.
Yo sé que no me gustas, sin embargo anoche me acosté pensando en tí.
Yo sé que no me gustas, y aún asi me siento identificada contigo muchas veces.
Yo sé que no me gustas, porque siempre me dejas hablar a mi primero.
Yo sé que no me gustas, porque sé que yo no te gusto.
Yo sé que no me gustas, y sin embargo, hay algo en tí que me encanta.

miércoles, 24 de junio de 2009

Track 2. ¿Lo ves?

Las lágrimas mojaron mi bolso rosado esa fría noche de invierno en la que decidí olvidarme de tí. Así como miss amnesia, me tapé los ojos sentada en esa banca rogando olvidar todo lo sucedido. Los minutos pasaron y mi cigarro apenas se consumía. A ratos levantaba la mirada al cemento buscando la llave, que más que encerrar tus recuerdos, la utilizaría para enterrartela en el corazón.
Mi pensamiento se vio interrumpido por la dulce melodía de Alejandro: Después nos hemos vuelto a ver alguna vez y siempre igual como dos extraños más que van quedándose detras. Este extraño se entregado, hasta ser como las palmas de tus manos. Y tu sólo has actuado y yo aún sabiendo que mentías me callé.
Realmente ... ¿crees que fue necesario? Terminó la canción, terminó el cigarro y lo tiré junto a la llave que jamás encontre. Caminé y sí, fuiste la estupidez en persona.

miércoles, 17 de junio de 2009

relleno.

El agua brilló por el reflejo del sol. Faltaba menos de una hora para que oscureciera y la fría brisa marina de septiembre congeló mi nariz. Si mis lágrimas hablaran, seguro habrían reprochado mi viaje.
Afirmaba firmemente de los fierros amarillos del inmenso barco, desesperé al perder el punto de partida del recorrido. Miré las profundidades del mar turquesa y sentí ahogarme en llanto. La partida de mi marido hace un año, atacó mi corazón como la peor de las puñaladas. Pasaron cuatro estaciones y yo en completa soledad. A pesar de desconocer mi rumbo, me arrepentí de estar allí.
Mientras sentí que los ojos me rodarían por la cara como mis lágrimas, la mano de un hombre tomó suavemente mi hombro. Con violencia cubrí mi rostro sin siquiera mirar el suyo. Grité tan fuerte la palabra compasión que la imaginé partir con la brisa. Las manos del ombre me acariciaron el pelo y la espalda. Tiritando de miedo, destapé lentamente mi cara. Giré y a pesar de ser alto, de tez blanca y cabello castaño, muy distinto al de mi marido, sus ojos comunicaron la misma paz, esa que ahora mi inunda y me hace llegar hasta las profundidades del océano que me transporta.