jueves, 9 de octubre de 2008

La obra de nunca acabar

Como estúpida cegándome, haciendome daño. ¿Por qué lo haces? No era yo tu princesa encantada, tu primer pensamiento del día y antes de acostarte?. No entiendes que aún eres mi luz al final del túnel, mi deseo más profundo, mis recuerdos más gratificantes, mi fuerza de gritar contra todo aquel que se pusiera en mi camino, mi paciencia de esperar tanto para esa mirada profunda. Sin embargo esta princesa de cuentos de monstruos se ha cansado, ha decidido cerrar el telón una vez más, cambiar de escena pero teniendo la esperanza de volver a una vigésima función, añorando cada escena anterior, porque definitivamente era mejor. La verdad.. parece que tanto tiempo en las tablas, han gastado mis manos, mis pies y han opacado la inspiración. Sigue siendo lindo, pero no trillemos la obra, que me da lo mismo el público, los críticos y el mundo entero, se ha ido desgastando algo más importante, mi corazón... lentamente, casi al punto de romperlo. Y tanto sentirte actuando conmigo, me han estado aburriendo tus gestos, tu cara y tu forma de pensar, me cargas como actor, tu flojera y tu indirectas ganas de gritarme y decirme que esta obra ha salido de cartelera.